martes, 10 de febrero de 2009

Goteros Rodaballo

En un puestito muy raro de la feria artesanal de la plaza compró un tarrito de gotas que le dijeron que era mágico. Tenía una solución preparada por algún ermitaño de alguna India lejana y su fórmula secretísima venía siendo desarrollada desde los mismos sumerios. Compró el misterioso gotero mágico a dos con cincuenta y se fue a la casa. Curioso, antes de dormir leyó el prospecto y, siguiendo la única indicación, se echó una gotita en cada ojo. Por la mañana se despertó siendo presidente de Uruguay, y como las cosas le fueron bastante bien, por la noche se echó otra gotita en cada ojo. Al día siguiente estaba en la Casa Blanca. Sin poder creerlo y sin creer lo que pasaba, a la noche, antes de irse a dormir, se echó otras dos gotitas, y se convirtió en el Alto Jefe del Lobby Judío Mundial: ya tenía a todo ser humano bajo sus pies. A la noche, sonriente y con mucho lujo, se puso dos gotitas más. Al día siguiente era un tucumancito medio muerto de hambre. ¡El horror, la miseria! ¡¿Cómo había sido eso posible?! Pero, mal que mal, soportó, y a la noche se puso las gotitas. Al día siguiente tenía una casita en un pueblito, una chata y dos hijitos. ¿Iba a tener que pasar por muchas etapas antes de volver a ser millonario? Esa noche le dio un beso en la frente a cada uno de sus hijos y, desobedeciendo el prospecto, dejó caer tres gotitas en cada ojo. Cuando despertó estaba bajo un puente, con cinco hijos, una mujer con flemas y sin gotero mágico.


Me acabo de dar cuenta de... ¡Rodaballo Rodaballo Rodaballo de mar, ven aquí que mi mujer quiere hacer su voluntad!

No hay comentarios:

Publicar un comentario

A ver qué tenés para decir...