viernes, 13 de febrero de 2009
Desperté
y nadie estaba en casa, sin una nota. No me asusté porque pronto volvieron. ¿Pero y si no volvían? ¿Y si habían decidido abandonarme en esta casa gigante llena de muebles, electrodomésticos viejos, espejos y pasillos? Podría haber sido triste, organizar grandes fiestas, vender el terreno para hacer un edificio de departamentos y muchas cosas más. Suerte que volvieron.
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