martes, 17 de febrero de 2009

Condición humana XII

Había un río muy ancho llamado Prueba, tan ancho que apenas se vislumbraba la paradisíaca orilla opuesta. Casi nadie lo había cruzado, pero los que sí lo habían logrado nunca volvían. Vanidad vivía de este lado del río y vendía botes. Cada tanto aparecía un remero y Vanidad le vendía un bote.
¿Sabes que todos murieron tratando de pasar este río?, comentaba Cobardía cuando el remero estaba a punto de botar su bote. Sí, lo sé, contestaba el remero, pero Vanidad me aseguró que nunca había visto un remero con músculos como los míos, y que nunca había fabricado tan buen bote como este. Los de antes fracasaron, yo no lo haré. Y así se mataban casi todos los remeros.
Entonces Cobardía meditaba desde esta orilla del río Prueba. ¿Era imposible pasar con un bote hecho por Vanidad? Seguramente sí. ¿Era imposible pasar con uno de los que él, Cobardía, fabricaba? Totalmente… Pero, igualmente, había otros fabricantes en aquella orilla, todos mejores que Vanidad y Cobardía, y mucho menos conocidos.

1 comentario:

  1. sep, es verdad... seria preferible un bote de Esfuerzo o Humildad... algo asi

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A ver qué tenés para decir...