martes, 4 de septiembre de 2012

Sacrifices

Otra persona salió hoy de abajo de mi cama. Sentí un súbito peso, luego el golpe de un cuerpo cayendo. Alguien que rueda de costado, se levanta, se despide y se va caminando. Ayer salió un hombre de negocios, anteayer un payaso. El que más tardó en irse fue el paleontólogo de la semana pasada, que se me quedó mirando luego de salir de abajo de la cama, y como no contesté nada se fue de casa dando patadas.
Pero el hombre que salió hoy me hizo llorar una lágrima. Iba limpio y contento, bien afeitado. Tenía una foto de una mujer con un nene en la billetera, y un anillo en el dedo. Con lo de hoy ya sé, ya está, se fueron todos. Y sólo quedó un viajero.

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