domingo, 23 de septiembre de 2012

El Gordo

El Gordo era de esos que se cansan de escuchar, sea de frente por amigos, o a sus espaldas por los temerosos, "nació en siglo equivocado". Que hubiera estado más holgado entre gladiadores, caballeros de espada y lanza o soldados de mosquete o piratas de hacha y alfanje, no cabe duda. El Gordo repetía esas cosas una y otra vez cuando intentaba emborracharse (cosa que nunca logró del todo, porque tanta sangre tenía que ni inyectándose llegaba a hacerle efecto antes de desbraguetarse). Después salía y volvía cubierto de sangre, con los nudillos abiertos de tanto astillar mandíbulas, atravesado por toda clase de proyectiles que no rebotaban, pero hubieran preferido hacerlo.
Recuerdo que un día el Gordo me confundió con un matoncito que andaba buscando bulla y estuvo a punto de descabezarme de un solo manozato. Y cuando me reconoció se pasó la manga por la frente, aliviado. Que encomendar buenos amigos al otro lado, me dijo, siempre le dejaba un peaje pesado. Y yo me reí, más aliviado. El Gordo nunca supo muchas cosas, aunque le interesaba aprender.

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