martes, 25 de septiembre de 2012

El cielo era azul

Escuchaba música tranquila mientras se hamacaba sobre su almohada. De la palma de su mano al cielo brotaban margaritas, de su larga cabellera, sacudida al vaivén, se esparcían pétalos, colibríes y destellitos del sol. Sus pies descalzos iban y venían como péndulos en su hamacar, rozaba sus dedos en la nieve primaveral que se iba derritiendo. En arroyos, en hilachas, en ríos de frío y reflejos. Sonreía, y esa boca suya, la cuevita oscura donde invernaban sus risas, empezaba a brillar, a pintar, a sonar con un metal tan dulce hacía mover las nubes. Sonaba la música tranquila, salida del pasto vigoroso, sonaba sin parar entre las hojas que barría el viento. El cielo era azul, el sol estaba en lo alto.

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