sábado, 8 de septiembre de 2012

El pasajero fantasma

Me subí a un colectivo, de esos muy viejos, a las cuatro de la madrugada de un martes, y estaba solo. Veinte cuadras después de subirme me pareció escuchar la chicharra del timbre, pero como no había nadie a parte del chofer y de mí, pensé que me había equivocado. Sin embargo en la parada siguiente el colectivo frenó, abrió la puerta, después la cerró y volvió a arrancar. Pero nadie bajó. Porque no había nadie.
Intrigado me fui hacia adelante e interrogué al colectivero. Me dijo "se subió con vos" "¿quién?" "el fantasma que toca timbre". Y me contó que ya hace veinte años, un primero de diciembre, una vez que el colectivo andaba vacío de madrugada, pasó lo mismo y creyó habérselo imaginado. Así que no frenó. Y en cuanto pasó frente a la parada sin detenerse, el timbre volvió a sonar y se quedó atascado en un chirrido insoportable. Creyó que era un desperfecto así que frenó y fue a ver qué pasaba. Pero no importa cuánto intentó, sonaba cada vez más fuerte. Aturdido volvió a su asiento y abrió las puertas. El timbre se calló.
"Pasa cada tanto. Y eso sólo eso. No sé. Algún fantasma que tiene ganas de viajar sin pagar. No soy al único que le pasa, todos los choferes de colectivos viejos cuentan lo mismo. Nadie entiende por qué." Le agradecí la historia y me bajé cerca de mi casa. Un dispositivo, pensé. Seguro es un colectivero bromista que tiene un botoncito para hacer sonar el timbre desde adelante, y le gusta montarse un show...

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