lunes, 3 de septiembre de 2012

Querida galería

Me contaron de este cuadro. "Es arte abstracto" me aclaran enseguida, primero dicen que es el mejor cuadro que vieron en su vida, y enseguida añaden que es arte abstracto. No sé, como si fuera para entendidos. Lo curioso (y es lo que realmente me llevó a visitar esta galería al fin y al cabo) es que recibí la misma crítica y los mismos comentarios de toda clase de gente: artistas, periodistas, estudiantes, chicos de primaria, un abogado e incluso un linyera. Habrá que ir a ver ese cuadro, pensé.
Y vine. Había que hacer cola para entrar. Creo que esta galería nunca tuvo mayor gloria que la de esta última semana. Estando en la cola pude ver a la gente ansiosa por entrar. Estaban los que esperaban impacientes por ver el cuadro por primera vez, y los otros, que a veces hacían de acompañantes, que no paraban de hablar sobre la impresión que les había dado la primera vez que vieron el cuadro, y cómo cambió la segunda, y la tercera, etcétera. Recién en ese momento noté a la gente que salía de la galería. En un noventa por ciento de los casos, salían llorando.
Y ahora estoy viendo el cuadro. Se complica entre todos los que se amuchan y codean y se ponen en punta de pies para poder ver. Creo que los primeros cinco segundos de contemplación debí haber elaborado y desechado unas veinte teorías distintas: no es este cuadro; es una broma; ¿a dónde tengo que mirar?; esto es obra de los simuladores; el mundo se volvió loco... No sé. La verdad. Veo un cuadrado imperfecto de fibrofácil sin trabajar y con manchas en un marrón un poco más oscuro. ¿Qué quieren que les diga? No me provocó nada. Y no es que no intenté llorar como esa gente que, al primer vistazo, dejaba saltar las lágrimas, conmovidos como si se estuviera muriendo la Madre Teresa en sus brazos. Estuve más de una hora frente al cuadro, me pegué a la pared del fondo y estuve mirando, mirando, mirando... Es un cuestionamiento al las soluciones tradicionales del arte, sí, todo bien, pero eso se viene haciendo ¿desde hace cuántos años ya? ...Si dieran vuelta el fibrofácil creo que habría un juego más interesante de diagonales, ¿eso lo noté sólo yo?
Igual sé que no soy el único. Vi a un hombre que fumaba que tenía las reacciones que yo tuve. Miró para todos lados sin entender de qué se trataba todo el alboroto. Me vio, nos encogimos de hombros a la vez, y siguió su camino. Probablemente, si alguna vez cuenta que fue a ver este cuadro, repita lo que los otros dijeron, o niegue completamente haber ido nunca.
En fin, la última de mis sorpresas fue, al acercarme al libro de visitas, encontrarlo completamente en blanco. Nadie, de toda la gente que vino, se detuvo ni un minuto a poner por escrito ni una sola de las cosas que le pasaron al ver ese pedazo de fibrofácil manchado de caca. Nadie. Ni uno. ¿Por qué yo sí? No tengo idea. Creo que hoy me di cuenta que, o no tengo idea de nada en esta vida, o nadie tiene idea de nada pero tenemos ideas distintas.
Si me toca hablar de esta experiencia con alguien más, lo único que voy a mencionar es que fui la primera persona en firmar el libro de visitas. Eso me va a resaltar sobre el resto. Total no creo que nadie se detenga a leer estas líneas.

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