miércoles, 1 de febrero de 2012

Mejor será

Desde las medias de nylon chamuscadas sobre su piel mojada, el borde quemado del sobretodo, el collar de plástico derretido, todo en ella daba la impresión del desamparo más absoluto.
-¡Que no te quedes abajo de la lluvia! -repetí, tratando de superar el sonido del aguacero. -¡Vení!
-¡No quiero volver a entrar ahí! -dijo-. Esa fábrica tiene la culpa de todo... No voy a volver a entrar ahí.
Su murmullo se perdió con la alarma de la fábrica, que volvió a sonar. La miré indeciso. No quería dejarla ahí, se iba a enfermar, pero tampoco quería estropearme la campera de ante. No: la prioridad era esconder la evidencia.
-¡Si no vas a venir acá, por lo menos andate, antes de que lleguen! -dije, y fastidiado por todo me di vuelta y empecé a buscar en penumbras algo que me sirviera de combustible para quemar esa maldita carpeta.
Muchas cosas fueron cambiando, pensé acariciando mi campera de ante, pero seguimos siendo los mismos cagones.

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