domingo, 26 de febrero de 2012

Sweet falling sweetheart

-¿No tenés miedo de que se derrumbe de un momento a otro? -preguntó sin mirarme, sin saber exactamente dónde estaba, ocupado en seguir apilando cuadraditos de azúcar.
-Supongo que sí... qué sé yo -fue mi respuesta. Respondí sin mirarla, mientras buscaba entre mis pies los mejores cubitos de azúcar para pasarle.
Tomé un par y los estrujé con suavidad en la misma mano. Como con cariño, como esperando que ronronearan, como si cada granito de azúcar fuera precioso. Uno de los cubitos se rompió, el otro brillaba cuando separé los dedos y parecía sonreírme. Alcé la mano y se la pasé la constructora.
-Uno fuerte -anuncié mientras ella levantaba el cuadradito de mi mano. La miré a los ojos un segundo. -Con azúcar como esta vamos a llegar muy alto, tanto que no va a importar la caída, porque si caemos estos cubitos nos van a salvar.

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