lunes, 20 de febrero de 2012

Genética risa

Recuerdo haber tenido un amigo negro. No era un gran amigo, más bien compañero de voley; si hubiera tenido más imaginación a lo mejor hubiera sido diferente. Me acuerdo que era una sensación estar cerca suyo porque te reías mucho, no porque fuera gracioso sino porque era muy ingenuo y simple, y cualquier cosa, cualquier chiste malo o accidente tonto le causaba muchísima gracia. Y se reía así como se ríen los negritos de las películas, con muchas ganas de mostrar los dientes y achicar los ojitos, y si algo le provocaba una carcajada directamente levantaba las manos y se ponía a bailar. Ahí nosotros explotábamos de risa. Debe ser genético se me ocurre, esa forma de reírse y demostrar su alegría. Qué sé yo. Conozco gente que se queda sin aire y se dobla a la mitad, gente que tiene que sentarse. Yo sé que bizqueo y pongo cara de pony enojado, pero se me ocurre que debe ser lindo bailotear espontáneamente cuando a uno no le alcanza con reír.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

A ver qué tenés para decir...