miércoles, 16 de mayo de 2012

Fuck the police

Hoy en Plaza Miserere una mujer tuvo una muy mala idea. El subte llegó lleno y en el andén había muchas personas. Y esta mujer quedó justo adelante de la primera puerta, esa puerta que siempre se sardinea más que las otras porque todo el mundo quiere bajar rápido en Lima para hacer combinación. Y ella estaba ahí, con una docena de monos atrás (me incluyo entre los monos), y lo que hizo fue meter sus dos pies dentro del subte y, en vez de seguir avanzando para que los monos entraran más cómodamente, se plantó ahí. En este momento aclaro que la mujer tenía el ancho que podrían haber tenido dos mujeres, y que aunque intentó achatarse contra un costado para dejar pasar a la monitud, su voluminoso vientre y su culo de talla kamakawiwo'ole no dejaban más que una rendija para que los demás ingresáramos.
Fue entonces que pensé que esta mujer estaba haciendo algo mal. Había tenido una mala idea, una idea perjudicial, una idea nefasta para doce otras personas. Deberían haberla castigado. Tendrían que existir policías encargados de multar y penar a la gente con malas ideas, policías con acceso a todos lados, severos, prolijos, con el fin de avivar a la gente y de crear una sociedad más salubre...
Fue entonces, llegando a Lima, cuando me di cuenta que esa policía que yo estaba imaginando me estaría multando a mí en ese mismo momento.

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