lunes, 1 de marzo de 2010

Gambate

Estoy medio seguro de habérselo dicho ya a todos aquellos con quienes crucé palabras: de chiquito (no más de cinco años) vi una película llamada Cerbatana o algo así, y no la volví a ver nunca; de hecho, parece que nadie la conoce. Yo desgraciadamente sólo creo recordar tres imágenes: la primera, el inicio de la película, es de un muchacho con una gran lupa que camina por dentro y por fuera de un gran edificio (creo que una universidad) entre la nieve y por el techo, en busca de algo que sus compañeros habían escondido: él era un detective. La segunda era en una biblioteca: de repente el suelo se inclinaba y él y su chica (y tal vez también un pequeño crío) rodaban por el piso hasta un lugar secreto. Y el tercer y último recuerdo es el que más me había impresionado: el extraño asesino disparaba con su cerbatana a un hombre viejo y gordo que estaba en su local o algo así, e inmediatamente el pobre hombre empieza a alucinar y ve que unas pequeñas gárgolas de adorno se iluminan los ojos color rojo y le saltan encima para matarlo.
En fin, eso es todo lo que recuerdo, y nada más. Me pone triste no poder volver a ver esa película nunca más en mi vida, y todo lo que conservo sobre ella ocupa un triste párrafo y tres memorias. Y hoy, meciéndome en la hamaca paraguaya, esto me hizo pensar: ¿cuántas películas, libros e historias hay que sé que vi, que me gustaron y que quisiera volver a ver? Rayos que hay muchas, rayos que las recuerdo mal y rayos que, a este paso, no las voy a volver a ver jamás. Ahora, si pudiera elegir, ¿cuál sería la última película que quiero ver antes de morir?

1 comentario:

A ver qué tenés para decir...