martes, 16 de marzo de 2010

Mi lar

El sentimiento por la propia y conocida casa a veces es más fuerte que el amor por lo misterioso y desconocido. Incluso la pasión por un descontrolado, largo, increíble viaje se suele emprender con la fantasía del retorno al hogar, a lo habitual: el periplo.
Yo de mi casa amo cinco cosas: despertarme a la mañana con el sol, el olorcito de mi colchón tibio, pararme sobre el escritorio para ver mi habitación desde arriba, acostarme en la terraza y, por último, desayunar en el comedor, en silencio. Además está la forma en que suena la música, que no sé si es propia de esta casa, pero creo que en ningún otro lugar las canciones abren pasadizos a otras dimensiones como lo hacen acá.

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