El estallido de la mujer:
-¡Che, pibe, yo estaba acá primero, ¿qué derecho tenés a colarte?!
Y la respuesta catarata del flaco, mientras sonríe:
-El derecho que me concede el haber cambiado a principio de semana un billete de $50 por diez de $5, que son los que uso para pagar el boleto de $1,50 a esta hora (lo cual me permite reponer las monedas que gasto cuando viajo a la mañana), y el hecho de haber buscado y separado uno de esos billetes mientras llegaba a Ituzaingó para tenerlo ya listo, así no le hago perder el tiempo a los demás.
El silencio de la mujer.
El agradecimiento cómplice entre el boletero y el flaco metódico:
-Acá tenés.
-Gracias che.
-No de nada, suerte.
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