Por otro lado debe ser, junto a las artes marciales, una de las actividades que más templan el ánimo humano: sacar yuyos año tras año, excavando el suelo en busca de bulbos sabiendo que volverán a crecer; soportar que una plaga mal atendida, un clima fiero, una granizada o un perro o un nene te estropeen el trabajo de años; soportar el sol en la espalda mientras se hacen canteros; la paciencia.
Implica también poseer un estado de filosofía impresionante y una capacidad de observación capaces de atarear la mente eternamente. Pero no le tengo paciencia, odio la jardinería, odio estar en cuclillas y con las manos sucias. Y amo el jardín, amo las florcitas y amo un día de verano para respirarlo todo.
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