martes, 10 de agosto de 2010

G&É

Gamma ahorró durante dos meses para poder comprarse los auriculares enormes, tan aislantes y tan lindos que quería. Desde que los compró paseaba muy orgulloso con ellos por todos lados.
Épsilon pidió un préstamo y se compró el volvo que se le antojó. Él también paseaba con el auto por todos lados, muy jactancioso de su brillante anatomía.
A Gamma, cuando se bajó del colectivo mientras escuchaba Ramstein, se le cayó un pucho del paquete. Hizo una mueca y se agachó para recogerlo. Y justo entonces pasó Épsilon con su volvo y lo miró desaprobadoramente.
Pero Gamma no entendió quién merecía la reprobación del otro: si él que ahorraba al máximo cada peso que gastaba, o el otro que aceleraba pisteando como el más más, pero que al llegar al peaje empezaba como histérico a tocar bocina para que levantaran las barreras.

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