sábado, 28 de agosto de 2010

Nunca dejes de abrir las alas

La mariposa aletea para volar. ¿Pero cómo es el mecanismo de vuelvo de ese magnífico vitral andante? Alas extendidas, alas cerradas, alas extendidas, alas cerradas. Cuando se despliega es un cristal traspasado por luz, es puraalas, un planeador perfecto que gira en redondo como hoja de otoño, estática, sin peso, irreal. Pero para poder volar, para poder ir a donde desea y no donde la lleva el viento, aletea. Por un instante pliega las velas, como una almeja que se cierra, y su color desaparece, se vuelve negra. Se convierte en una espina vertical, y su cuerpo se transforma en una plomada que la hace caer en picada, sin remedio, como un piloto ciego. Pero nunca deja de abrir las alas, frenar la caída y saltar otra vez a donde el aire es limpio y carece de peso.

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