martes, 30 de julio de 2013

Quisiera haber viajado

Los viejos del barrio ya murieron todos. Hoy camino por las calles donde transcurrió toda mi vida y casi no quedan rostros a quienes saludar y ante los cuales detenerse para comentar el estado de las cosas. Recientemente algunas personas más jóvenes (los hijos, nietos, sobrinos de aquellos viejos del barrio que ya fallecieron) son los que me saludan a mí y me llaman "don". Pero yo no les devuelvo el saludo porque me cuesta reconocerlos, los recuerdo de chiquitos, y crecieron tanto... Me da vergüenza la idea de confundir sus nombres.
El barrio cambió mucho. No sólo murieron todos los viejos vecinos, sino que lotearon las quintas y los terrenos baldíos y está todo construido, ladrillo, viga, cemento. Donde estaba el vivero pusieron un edificio de departamentos con cochera subterránea y dicen que tiene pileta en la terraza. No la vi, me contaron. Qué absurdo, ya los quiero ver cuando empiecen con filtraciones. Y allá donde estaba ese terreno lleno de cañas y hiedras, hay un galpón gigante, siempre gente entrando y saliendo, camiones, camionetas, coches. Pensar que nos pasábamos el día entero correteando entre las cañas sin escuchar más que pajaritos y chicharras... De las cañas, no queda ni una. Nada.
Estuve toda mi vida en este barrio, le comentaba el domingo a doña Clara (ella sí es "doña", ella fue siempre "doña" Clara). Nunca me fui muy lejos, ni por mucho tiempo. Nunca me agradó la idea de estar en un lugar que no conocía. Qué tristeza la mía cuando comprendí que el barrio que conocí ya no es lo yo sabía.

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