martes, 16 de julio de 2013

Amor que desaparece no muere

Me explicó que el amor a veces muere, y otras veces sólo desaparece. Me contó que el duelo por una muerte se elabora desde la realidad de una ausencia, pero el duelo de una desaparición se elabora una y otra vez desde una infinita gama de posibilidades. No otorga paz. Entonces me enseñó, con manos gentiles y violentas, a asesinar a ese amor que ya no se podía encontrar: a darle un rostro y una consistencia para poder apuñalarlo en el cuello y morder sus entrañas. Me mostró cómo hacerlo y después, sonriendo, me obligó a hacer lo mismo.

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