viernes, 5 de julio de 2013

Marionetas del amor

Pobre Pinocho. Un día se enamoró y sintió algo extraño por adentro. Pensó que eran termitas, gusanos, polillas. Se bañó en insecticidas y buscó en vano el orificio por donde el bichito se había metido. No lo encontró. No sabía por dónde se le filtraba el amor. Hasta que un día visitó al Hada Madrina y ella se le rió, le dijo que no fuera tonto, que ya no era marioneta, que era amor, que era lindo, que se alegrara, que besara. Pobre Pinocho, pensó, será humano pero todavía es un títere del amor.

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