jueves, 7 de enero de 2010

Pirucha zanahoria panfletera VIII

Son dos hermanos que pasan los cincuenta y cinco. Él está postrado desde los treinta y ella, la mayor, siempre fue ama de casa. Viven juntos en un departamento de un edificio viejo en una ciudad que se renueva. Ella cuida de él, lo alimenta, lo limpia, lo afeita. Él sólo puede hablar, respirar y usar el cerebro. Ella no tiene mucho cerebro que digamos. Para sobrevivir, él inventa historias y se las cuenta a su hermana, quien, siguiendo al pie todas las indicaciones del hermano menor, escribe esas historias y las manda a revistas y editoriales. Son buenas historias, y tienen esa perspectiva especial que sólo pueden tener las historias pensadas desde veinte años de inmovilidad y escritas por toda una vida de ineptitud.

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