martes, 24 de noviembre de 2009

Statu quo

-Políticos de mierda -oímos que decía un transeúnte malhumorado-. Los políticos de ahora son todos una mierda.
-¡Siempre lo fueron! -festejó un gordo señor desde la vereda de enfrente.
-Es mentira -dijo sin embargo el mendigo que pasaba entre mi mesa y la de una parejita íntima-. Cada tanto hubo buenas camadas de políticos... -Se encogió de hombros y sin pedir permiso, pero con suficiente protocolo, se sentó frente a mí, mordisqueándose las uñas-. Y entiéndame, señor: no es que todo el mundo cambia y todo el mundo es igual siempre (eso viola el principio de no contradicción). Casi todo el mundo cambia, pero el estable es tan fuerte que logra que todo parezca seguir siendo lo mismo.


[...]
-Es lo mismo que cree Álquimir… -dijo Actas, frotándose la frente para pensar mejor-. Pero no sé: si fuera un delegado que viene a controlar, tendría que realizar una especie de informe, ¿no? ¿Y cómo haría llegar ese informe a los nánumas del primer continente? Si mandan un delegado es evidente que no confían del todo en los mensajes escritos que el Bandero envía periódicamente a través de Irea, ¿o no…? Si el “gran invitado” es efectivamente un delegado que viene a controlar, es porque los nánumas encontraron una forma de volver al primer continente. Y esa idea no me gusta para nada.
Rode asintió, dando a entender que él ya había seguido la misma lógica.
-A mí, a esta altura, tampoco me gusta nada.
[...]
Volvi a Cimbaderos.

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