lunes, 30 de noviembre de 2009

Pirucha zanahoria panfletera V

Es el más especial de los lápices. El nombre de la marca suena europea: Stanglandër o Sturburmër o algo así. Es totalmente negro con las letritas en plateado. Dice ser 3B, pero el grafito es tan blando como el de un 5B. Cuando lo compré en una tienda de curiosidades usadas medía treinta y dos centímetros con siete milímetros. En tres años de uso apenas se encogió veinticinco milímetros. Seis veces le saqué punta, y las recuerdo todas. Usé un sacapuntas diferente para cada oportunidad, y los guardé todos: uno triangular metálico, uno ovalado, uno de plástico celeste, otro triangular más pesado, uno con forma de auto y por último uno violeta de esos con capuchón para guardar las escamas de madera. En ese capuchón violeta todavía guardo la sangre del lápiz, pero ya está seca y opaca. Este lápiz especial sangra cada vez que se le saca punta. Sangra como el dedo decapitado de un niño, como un tajo en la frente. Llora por la punta, llora con cada vuelta. La sangre, pesada oscura e inodora, traba al sacapuntas y lo deja inutilizable, como si fuera algún ácido. Sin embargo la hice analizar y es sangre normal, 0 negativo RH positivo, con muchos glóbulos rojos. Cada vez que le saco punta tengo que limpiarle la herida con agua un rato largo, y dejarlo un día entero para que se seque la madera. Después no le quedan marcas ningunas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

A ver qué tenés para decir...