sábado, 4 de julio de 2009

Ineludir

El linyera escuchó toda mi conversación telefónica con Margarita, desde que empezamos hablando de la polenta fría hasta que terminamos. Nuestra relación terminamos. Yo apagué el celular para no recibir mensajes de ningún tipo, conteniendo las lágrimas lo metí en un bolsillo, sorbí los mocos.
-¿Lo agarró por sorpresa, hombre? -me preguntó enternecido el linyera.
-No, no, lo veía venir... Ya sabía que era ineludible -le contesté, sin saber por qué lo hacía.
-Justamente, la gracia de lo ineludible es que todos intentamos eludirlo. Sepa, hombre, que no es el primero ni único.
Agradecí y me fui a casa, sabía que no, pero cabía la esperanza de recuperar a Margarita.


La vida es siempre una ironía. (Nótese la falta de calificativos para ironía: ni dulce, ni amarga ni salada. Simple ironía señores.)

No hay comentarios:

Publicar un comentario

A ver qué tenés para decir...