lunes, 2 de septiembre de 2013

Barrio abandonado

Es uno como tantos otros barrios viejos de Capital. Tiene sus calles anchas y sus calles muy angostas, sus edificios no muy altos, de paredes dejadas, descoloridas, ajadas, rotas, sucias; sus autos antiguos estacionados uno al lado del otro, muchos con las ruedas desinfladas; sus muchos gatos mixtos observando desde todos lados, sus árboles pelados, sus plantitas en macetas deterioradas, sus banquitos en las veredas donde siempre hay algún anciano mirando afuera, sus persianas cerradas.
Era un barrio normal, de esos que poco a poco se van pareciendo a un cementerio. Pero aquella tarde que caminé por allá, el viento trajo algo raro: cajas vacías, rodando por las calles, de todos tamaños, envoltorios plásticos, cartones corrugados, bolsas arrugadas, cintas de embalaje despegadas, bolitas de telgopor. Inundaron todo, pasaron sin cesar durante media hora y poco a poco mermaron, pasaron de largo, murieron. No hubo nadie que me lo pudiera explicar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

A ver qué tenés para decir...