miércoles, 4 de septiembre de 2013

Tarareabas, yo cantaba

-El cielo despejado, ¿es húmedo -te pregunté, señalándolo- o es seco?
-Nanana, nanana -tarareaste.
-Dos animalitos que se cortejan en la época de apareamiento, ¿están nerviosos?
-Nanaaa, naaanana -fue tu respuesta.
-¿El universo tiene límites? -cuestioné, cerrando los párpados-. ¿O es como una cueva eterna, como las venas de un  mamífero?
-Oooh, ooouh. Na, na, nana, na, na.
-Dentro del campo cuántico de los posibles -continué, rozándote el hombro-, ¿podría yo agrandar tanto mi mano hasta ser capaz de atrapar al sol como a una luciérnaga?
-Parapa, pa, parapa, pa -no dejaste de tararear.
-Y dentro de las mismas posibilidades, ¿podría yo abrazarte tan pero tan fuerte que quisieras que no te suelte jamás?
-Nana, nana, nana, yeeaah... -Por un momento casi parecía que me contestabas. Suspiré.
-¿Sabías que te amo?
-Na, naná, nana, na, naná, nana, na, naná, nana naaa....

No hay comentarios:

Publicar un comentario

A ver qué tenés para decir...