La decisión y la acción no son suficientes para dominar el caos. La decisión y la acción pueden, sin embargo, ordenar el caos y el azar hasta un punto soportable, productivo, agradable, durante ciertos períodos de tiempo. A veces pueden darle sentido, pero el caos incluso puede invertir ese sentido, o quebrarlo.
No hay leyes, no hay seguridades para el caos. Pero alguien extraordinario puede, con desición, acción, y oración, convencer al caos de que respete su voluntad, lo ayude, lo guíe. Y ese alguien puede sobrevivir, incluso muriendo. Encontrar sentido, incluso en el sinsentido.
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