jueves, 23 de junio de 2011

Gabriela Martin

Me acerqué a la chica rubia del andén.
-Hola -dije.
-...Hola.
...
-Uy, creo que no tenía pensado qué más decir -confesé-. Perdón por mi atrevimiento, pero yo no me iba a perdonar a mí mismo si te veía subir al tren y no sabía tu nombre.
...
-¿Y para qué querés saber mi nombre?
-Porque así voy a poder comentar en el trabajo que conocí a una chica hermosa en el tren, que se llama... bueno, como te llames. Y cuando me pregunten cómo sabía tu nombre, voy a poder inventar una historia interesante, ¿no te parece?
-Jajaja. Buen, si es así, me llamo Gabriela Martin. Martin de apellido.
-Gabriela Martin... Yo soy Rafael Núñez...
-Ajá...
-Sé que voy a meter la pata pero... hace como un mes, cuando se tiró una chica de la estación acá, ¿puede ser que vos viniste cuando estaba todo el bardo y le preguntaste a un flaco (que era yo) qué había pasado...?
-Eeh... La verdad no me acuerdo para nada... Puede que te equivoques.
-Tss... Buen, si hay dos chicas así de hermosas que suelen tomar este tren quiere decir que el mundo es más generoso de lo que pensaba.
-Jajaja.
-Ah, ahí llega el tren. ¿Es el rápido no? Está hasta las manos.
-Yo me tomo este...
Intento interpretar sus signos faciales. Fracaso.
-Yo siempre espero el local que viene después... -explico-. Y hoy también lo voy a esperar: no quiero aprovechar de mi atrevimiento, y además prefiero viajar sentado.
-Me parece bien... Buen, nos vemos la próxima, eh...
-Rafael. Rafa -simplifico.
-Rafael -corrobora. Y se sube.

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