domingo, 4 de enero de 2009
La primera reacción de Arnoldo
Su primera reacción fue asustarse y taparse la nuca con las dos manos mientras se hacía lo más chiquito que podía. Cuando vio que no pasaba nada, se atrevió a mirar al cielo. Ni un avión, ni una nube, nada. Entonces se acercó a eso que había caído y lo miró preocupado: una pesa, bien de gimnasio, negra y con algo como diez kilos de cada lado. Con precaución se fijó si quemaba, pero parecía estar a temperatura normal. La agarró y corroboró su suposición. Se la llevó a su casa así, en la mano, pues la valija se le desfondaría; en el viaje hizo un par de cambios de mano porque se le agarrotaba todo el brazo, pero no tuvo problemas. Esa misma noche empezó a hacer ejercicio y al mes era conocido como Arnoldo.
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