martes, 6 de enero de 2009

Come undone: cuando la boludez casual se convierte en lo que me gusta

"A bordo se encontró a Aetamira. Estaba en la cubierta, maquillándose y pintándose las uñas mientras hacía tiempo a que terminaran el trabajo. Él se paró frente a ella y ella lo ignoró hasta que decidió saludarla. No supo de dónde venía esa actitud, pero decidió servirse de ella para ser rápido.
-Hola.
-Hola Actas.
-¿De quién es el barco?
-De las Mariposas de Surisadai, así que Bamfortúa es quien manda sobre él.
-¿Tiene gato?
-¿Gato? No.
-¿Cómo se teletransporta?
-Fuerza de voluntad.
Entonces se produjo la primera pausa. Aetamira no había alzado los ojos de sus uñas.
-¿No vas a decirme?
-Lo sabrás si te quedas en Surisadai.
-Entonces no.
Sin decir adiós estuvo en pocos segundos frente a la cabaña roja mucho antes que sus tres amigos. Golpeó con los nudillos para alertar a Fabau y pasó sin esperar respuesta.
Ya estaba preparado para ser recibido por el vaho caluroso que quedaba siempre encerrado, similar al de los altos hornos de Maura, pero esta vez no sucedió porque en su larga ausencia, Heosba había mantenido apagado el hogar."

Cimbaderos II

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