domingo, 9 de octubre de 2011

Sin chispero no hay tu mula

No hay chispa. Busco algo en el pelaje de mi gato y no hay chispa, busco abajo de la cama, no hay chispa. ¿En el estante más alto? Nada. Salí a correr por el fondo y no hubo ni una chispa. Miré durante quince segundos la pileta vacía, la hamaca rota, la mesa oxidada sobre la que falleció la antigua dueña de esta casa, miré con enojo fútil la estela de humo que, detrás de la medianera, mi llorona vecina iba dejando, y no hubo ni una sola chispa. Derrotado volví a mi cuarto y prendí la compu. Me saqué las zapatillas y cuando fui a calzarme las pantuflas, descubrí que un duende perdido las había adoptado como cueva.

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