miércoles, 12 de octubre de 2011

¡Ne!

-Es un nene -dijeron de él, en público y a sus espaldas-. ¿Qué puede hacer un nene? -se preguntaron con destellos irónicos pegados a las pestañas-. Un nene no hace nada. Un nene es dependiente. Un nene es lo que le dicen, sabe lo que le dicen, un nene conoce lo que le contaron y piensa lo que le pensaron por él.
Pero eran sus corazones los que, una vez de niños, recibieron el castigo de escuchar "es un nene". Este nene, en cambio, los escuchaba hablar y no entendía, veía las arrugas alrededor de sus bocas y sólo veía arrugas viejas. Él tenía un corazoncito que latía solo y una canción que lo hacía pasear sobre el lomo de un elefante centenario.

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