miércoles, 19 de octubre de 2011

Condición humana XXXXVII

Cuando uno ve a alguien que está parado en el colectivo casi vacío, siente una mezcla de varios sentimientos entre los que se inlcuyen pena, burla, desprecio, admiración y compasión. Yo, sin embargo, sé por qué es que hay gente que se queda parada: no tiene nada que ver con que pasen todo el día con el culo sobre una silla de oficina, o que sus piernas estén hechas para estar erguidas, o que se estén por bajar. Yo sé que las personas esas, en realidad, son románticos que quieren otro tipo de asientos, son gente que no se conforma con asientos plásticos duros, con el acolchado arrancado. Esa gente quiere su asiento mullido, limpio, cuidado, ni siquiera el asiento viejo que es blando pero se cae a pedazos. Esa gente, esos idealistas, nunca van a depositar sus nalgas sobre asientos que no sean perfectos. Ellos no se rebajan. Ellos aguantan de pie.

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