Anoche bajé del colectivo y las cinco cuadras que se interponían entre mi casa y yo estaban completamente negras. Cuando llegué a destino, le comenté a alguien sobre el corte de luz.
-¡Qué horror! ¡Todo completamente oscuro, y con la inseguridad de hoy en día! -comentó-. ¡Qué miedo!
-¿Qué miedo qué? -ironizé yo-. Tuve la vuelta a casa más hermosa de mi vida: luciérnagas en las veredas y en los cestos de basura, envoltorios metalizados reflejando las estrellas, gatos escabulléndose como la seda, florcitas en las ligustrinas y los postes apagos.
viernes, 5 de noviembre de 2010
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