sábado, 13 de noviembre de 2010

Depredadores de Asientos

Hay una parada conocida como la parada de los Depredadores de Asientos. Es la del Banco Piano, el que paga jubilaciones, donde se suben siempre tres, cuatro, hasta ocho viejitos. Claramente, de allí proviene el temible nombre. Pero a pesar de ese título tan siniestro se esconde la ironía de una colección de gerontes por lo general lamentables: mientras van tanteando las moneditas, uno por uno, se puede reconocer al viudo que nunca olvidó a su muerta, al que el alcohol le rompió la vida, la viejita que ama tejer y que se terminó de destruir sus manos nudosas, la que fue una puta y hoy está sola y enferma, el gordo con rodillas deformes, el sordo, aislado como él solo, y también los viejos que temen volver a sus hogares. Más inofensiva en sí misma no puede ser la manga de vegetes. Pero para los que los vemos subir y tenemos que pararnos, los Depredadores de Asientos son algo horroroso. Horroroso.

1 comentario:

A ver qué tenés para decir...