viernes, 19 de noviembre de 2010

La tos del abuelo

El abuelo estaba todo el día leyendo sus libros o sus diarios en su sillón verde frente a su ventana que daba a su glorieta vieja que él levantó cincuenta años atrás. Y el abuelo siempre estaba tosiendo y carraspeando, sin que eso le hiciera interrumpir su lectura. Con mis hermanas de chiquitos jugábamos a encerrarnos en el placard del living (cosa de no hacer trampa) y predecir cuándo iba a toser o carraspear. Es decir, era algo completamente normal.
Sin embargo cuando uno hacía algo mal, no importaba que estuvieras pegado al respaldo del sillón verde o debajo de tu cama, escuchabas de golpe, en el preciso instante, el gargajo del abuelo. Y no te cabía duda (después sí, pero en ese momento no) de que el abuelo te estaba llamando la atención. Por eso en mi casa se complicaba hacer cosas malas, por pequeñas que fueran.

1 comentario:

  1. que asco!!!, menos mal que ni el nono ni el abuelo se la pasaban escupitajeando... dhhhhh

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A ver qué tenés para decir...