miércoles, 10 de noviembre de 2010

Manual del Viajero Intrépido

-¿Te conté que viajé durante diez años por Europa, Asia, África, y no sé cómo llegué hasta Australia? -me preguntó el linyera viendo transeúntes y pasándome el matecito seco.
-Sí, me contaste -le contesté, cebándole otro para que siguiera repitiendo la historia.
-A veces con algún amigo, muchas veces solo, y cada tanto con la única compañía de indios negros, tigres, mongoles empielados o murciélagos... -Su mirada voló lejos unos instante, perdida, y de pronto volvió conmigo, a Buenos Aires-. Siempre quise escribir el Manual del Viaje Intrépido...
-Lo sé -lo interrumpí-. Te lo imaginaste como un libro grueso y pesado, pero lo único que podrías escribir es que "antes de partir hay que tener dos cosas: plata para el pasaje de ida y uno de vuelta desde cualquier parte del mundo, y la voluntad firme para explorar a fondo cada tierra a la que se llega y no volver nunca a donde has pisado".
El linyera sonrió y se le escapó un lagrimón, probablemente porque se había quemado la lengua con el mate.

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