Sonó inteligente en el momento, quizá profundo. Esa oración podía ser su epitafio en vida. Pero esa tarde, ya con pantalones secos y manos menos frías, fui a buscar empleo.
lunes, 19 de septiembre de 2011
Vestir pantalones secos
-Algunas cosas ocurren porque tienen que ocurrir -me dijo cierto día el linyera, mientras secábamos nuestros pantalones al sol matutino, calentándonos las manos bajo las nalgas-. Como un cumpleaños, como una fiesta sorpresa, como la muerte -añadió, permitiéndome dilucidar sus ideas-. A las cosas que vienen solas yo nunca quise ir a buscarlas.
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