Hoy se me ocurrió que debería cargar medallas (baratas, plásticas, simbólicas) en un bolsillo, para aquellos transeúntes que se las merecen. La idea vino cuando una madre con cuatro hijos evitó que el más chiquito tirara un papel a la calle, y después al subir al colectivo, hizo que se sentaran uno a upa del otro porque, les explicó, ellos ocupaban mucho espacio, había mucha gente para subirse, y podían hacerse upa tranquilamente como buenos hermanitos que eran. Sí, de haber tenido una medalla en el bolsillo (y el valor para entregársela) lo hubiera hecho, y hubiera sido algo bueno.
lunes, 18 de febrero de 2013
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