martes, 12 de junio de 2012

En la corte de Antropquía

En la corte de Antropquía hay un Bufón Real y un Antibufón Real. El Bufón Real se encarga de animar las fiestas y los momentos de ocio, parodiando y burlándose de los nobles de la corte, del clero, del personaje del momento, del propio príncipe y de sí mismo. Es un bufón como cualquier otro bufón, pero tiene prohibido una cosa: burlarse del Antibufón. El Antibufón Real es un enano maltrecho, asmático enfermo y jorobado, que oculta su cara con una capucha verde y negra y que viste todo el año de luto. Acompaña al príncipe vaya donde vaya, moviéndose con torpeza detrás de él en los paseos, abrazándose a su cintura en las salidas de caza, pegándose a sus piernas durante las reuniones, comiendo debajo de su silla en los banquetes, sentándose a upa suyo durante las celebraciones religiosas. La tarea del Antibufón es esa: recordarle todo el tiempo al príncipe que hay motivos por los cuales debe preocuparse y estar triste, que siempre hay una necesidad insatisfecha, que toda felicidad va a pasar en un instante. Y este Antibufón Real no necesita ya siquiera susurrarle al oído cosas nefastas y deprimentes, le basta con seguirlo, ser su sombra, respirarle cerca y, todas las noches, mostrarle su horrible rostro sin la capucha antes de dormir.

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