sábado, 9 de junio de 2012

En la corte de Antropquía

En la corte de Antropquía hay una Escuela Real de Dobles Reales. Es un pequeño edificio anexo al Palacio, y tiene el doble de seguridad que éste. Tiene una única entrada principal, no tiene ventanas y está llena de pasadizos secretos que conducen a las habitaciones más significativas del Palacio. El príncipe y su familia no conocen a quienes viven en la Escuela Real de Dobles Reales, pero los Dobles Reales, desde que ingresan a ella, dedican toda su vida con devoción a conocer a la familia real. Tienen cientos de hermosos retratos; leen diariamente montones de informes sobre ellos, sus acciones, las decisiones que toman, los rumores que se esparcen; conocen de memoria, mejor que ellos mismos, sus biografías; compiten con imitaciones de esa gente a la que nunca vieron; aguardan con ansiedad el día en que serán llamados, tal vez con urgencia, tal vez con planeada anticipación, a asumir su rol, tal vez para distraer a un embajador mientras el príncipe sale de trampa, tal vez para ir a una guerra, tal vez para ir a caer en una trampa de los conspiradores, tal vez para ir a la misa dominical. Y nadie está seguro del todo, pero se habla tan bien de la Escuela Real de Dobles Reales, que nadie en la familia está seguro de si sus parientes son los reales o los doblados, y nadie en toda la corte sabe si el príncipe sigue siendo el príncipe, o si el príncipe murió aquella vez de la fiebre y el mejor de los imitadores tomó su lugar.

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