miércoles, 16 de noviembre de 2011

Postales en negro

Anoche casi me atropella un auto negro que iba sin luces. Había sido un buen día, había faltado al trabajo y nadie me había corrido. Pero todo se fue a la mierda en el preciso instante en que salté hacia atrás y un auto negro se clavó en el lugar que yo acaba de ocupar. Mierda pensé, podría estar muerto. Escuché un bocinazo y el colectivo que venía atrás pasó raudamente dejándome en un estrecho pasillo, entre bondi y auto negro, en medio de la calle. Mierda mierda, podría haber muerto dos veces. Pero estaba vivo... ¿algo había cambiado? El del auto y sus lucecitas de neón, sin prender los faros reglamentarios, me miró un segundo y se fue. Los dos que podrían haberme revolcado en pedacitos habían dejado una calle vacía, y mi boca vacía, y mi garganta vacía, y todo el resto bastante vacío también. Ileso, igual a recién. Acababa de vivir, y todo seguía igual. A la mierda todo pensé, me invadieron ganas de matar, matar o morir. Matar y morir. A la mierda con todo y la vida, a la mierda con los que mueren y los que siguen vivos. A la mierda todo lo que va a morir. Anoche quería eternizarme mirando el cielo.

1 comentario:

  1. a la mierda en serio!!!, no podría haber descrito con mas fidelidad la sensación que dejan después de no matarlo a uno de casualidad los que se van..
    a la RE mierda!!!

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A ver qué tenés para decir...