martes, 20 de agosto de 2013

El secreto de los colectiveros

Los colectiveros guardan un secreto, y es que ellos, desde el lugar en el que están, pueden escuchar todo lo que pasa en su colectivo. Todo. Desde la conversación telefónica del hombre del fondo (no sólo sus respuestas, sino también lo que dice la persona al otro lado de la línea) hasta los susurros en el oído de la parejita enamorada. Desde las monedas que ruedan entre las piernas en la frenada, hasta el pedo silencioso del gordo dormido. Desde el zumbido de la mosca que no encuentra la ventanilla abierta, hasta los pensamientos del acosador reprimido.
Sí. Los colectiveros también pueden escuchar nuestros pensamientos y maquinaciones mientras viajamos. ¿Creen que si chocan seguido es porque se distraen mirando culos, porque duermen poco, porque son hijos de puta? No. Es porque la gente común piensa cosas que dejan atónitos a la mayoría de los colectiveros. Por eso mismo hay choferes que renuncian a las pocas semanas, y otros adictos que se rehúsan a jubilarse.
Así que cuidado, ya saben, la próxima vez que se suban a un bondi, sean cuidadosos. Nada de lo que piensen podrá ser usado en su contra o a su favor, pero siempre habrá un colectivero, involuntario confesor, atento, silencioso, asechando y cobrando boletos.

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