Hoy la tarde se bañó en oro.
Y los árboles brillaban.
Las nubes eran de tal vapor tan frágil
que el cielo se hizo trasparente para no impedir.
El vientito fresco era tan puro como un suspiro de bebé.
El mundo se hamacaba.
El aire se deshacía.
Hoy la tarde se bañó en oro.
Y las tristezas se maquillaban.
jueves, 29 de diciembre de 2011
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