sábado, 20 de agosto de 2011

Tus ojos escoldos

Tu luz es como la de pedacitos de braza enterrados en una pila de cenizas en la habitación oscura de una casa en silencio. No crepitan, no humean, sólo se reflejan en los ojos de esas dos bestias que están echadas sobre la alfombra, frente al hogar apagado. Una es un unicornio. Siempre limpio, de andar tranquilo, orgulloso del cuerno capaz de atravesar el metal cuando se enfurece. Mira el titilar de las brazas casi con desconfianza. La otra bestia es un ciervo negro. Él es sucio, desprolijo, lleva la punta de las astas astilladas y cuando camina lo hace a lo bravucón, a los topetazos. Pero ahora está manso mirando el resplandor de tus ojos escoldos, embelesado, expectante, no se pierde ni un parpadeo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

A ver qué tenés para decir...