viernes, 24 de septiembre de 2010

Esta noche navidad

El aire húmedo, con ese vientito típico de Navidad, fue el primer indicio de que esta noche era una navidad. Después fui consiente de ese cansancio oculto bajo la llana voluntad de tenerse despierto, y de esa ansiedad navideña, extraña. (Más que ansiedad, deseo por recobrar la ansiedad del niño que fui hasta años atrás, pero que ahora no es más que un sincero desinterés.) No faltó nada, porque a mitad de camino empecé a oír cuetes y vi, atrás de unos árboles que parecían expectantes como en Navidad, docenas de cañitas voladoras. Esta noche era definitivamente una navidad, una navidad a finales de septiembre, con el regalo de ella misma. Una navidad que sirvió para que un viernes no fuera tan deprimente dentro del caparazón.

1 comentario:

A ver qué tenés para decir...