Aparentan ser monstruos que se emborrachan con sangre de bebés, trasgos deformes que afilan sus uñas como cuchillos envenenados, gárgolas malvadas que se custodian a ellos mismos y se aprovechan de cada cosa sin proteger, pero lo cierto es que de día sufren como perros cuando nadie los ve.
lunes, 11 de octubre de 2010
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