miércoles, 20 de septiembre de 2017

De canteros y árboles de plaza

Porque hay árboles que florecen frondosas constelaciones cada año y la gente acude de todos lados para llevarse una flor, dormir la siesta entre sus raíces, abrazar las ramas y contemplarlo.
Y porque hay plantitas que si el clima acompaña, la helada no amenaza, el suelo ofrece fecundo y las hormigas no diezman, puede que abran, cada tres o cinco años, una única flor al mundo.
Inútil es pedirle a esa plantita que dé más flores, o que lo haga más seguido.
Idiota es cortar para sí todas las flores del árbol frondoso.
Ingenuo es creer que vale más la flor inusual que la que se repite por millones.
Regalar la florcita única al árbol de la vida.

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