Que juegues porque me decís que te gusta el juego, no me atrae. Que juegues porque tenés el impulso de jugar, tampoco. Pero me gustaría que juegues porque, aunque las cartas sean malas, o aunque sean buenas y yo las juegue mal, te guste el reto del oponente contra el que jugás.
jueves, 2 de mayo de 2013
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